Mira el video a continuación o lee la metáfora:
El Secreto de la Magia Verdadera
En una época lejana, en un reino escondido entre montañas, vivía un joven llamado Orlon, que desde pequeño había soñado con ser el mago más poderoso del mundo. Observaba con admiración cómo los magos del reino realizaban grandes hazañas: hacían aparecer oro de la nada, curaban enfermedades incurables y podían leer la mente de las personas. Sin embargo, Orlon se dio cuenta de algo: ninguno de esos magos compartía el verdadero secreto de su poder.
Un día, decidido a descubrir el misterio de la magia, Orlon viajó al lejano castillo de Zekor, el sabio más grande de todos los magos. Se decía que Zekor no sólo conocía la magia, sino que sabía cómo enseñar el verdadero poder detrás de ella.
Cuando Orlon llegó al castillo, Zekor lo recibió con una sonrisa tranquila. El joven aprendiz no pudo contener su entusiasmo y le suplicó que le enseñara los secretos de la magia. Pero el anciano no comenzó con hechizos ni varitas mágicas, sino con un consejo que sonó misterioso:
“La magia no se encuentra en las palabras o en los gestos, Orlon. La verdadera magia comienza en la mente. Y para dominarla, primero debes dominar tus propios pensamientos.”
Creer en lo Invisible
Zekor llevó a Orlon a la cima de una colina y le pidió que intentara volar. El joven miró el precipicio con nerviosismo. “No puedo”, respondió. Zekor sonrió y dijo: “Ese es tu primer obstáculo. Antes de crear magia en el mundo exterior, debes creer en tu capacidad para hacerlo. Sin confianza en lo que no ves, incluso el hechizo más poderoso fracasará. Creer en lo invisible es el primer paso hacia la magia verdadera. No necesitas ver para creer, pero debes creer para ver.”
Orlon, aún escéptico, saltó, pero cayó al suelo sin que la magia lo sostuviera. “¿Por qué no funcionó?”, preguntó, adolorido. “Porque todavía no crees profundamente en ti mismo“, le dijo Zekor. “Trabaja en tu confianza cada día, y un día lograrás lo que antes parecía imposible.”
El Poder de las Palabras
En su siguiente lección, Zekor le entregó a Orlon un antiguo espejo mágico. “Este espejo refleja los pensamientos que guardas dentro”, le explicó. “Cada mañana, mírate en él y habla tus objetivos y tus sueños con convicción. Cada palabra que te digas es como un conjuro que reprograma tu mente.”
Orlon comenzó a practicar cada día frente al espejo, repitiéndose: “Puedo volar. Puedo crear magia. Puedo hacer realidad mis sueños”. Al principio, sus palabras sonaban vacías, pero con el tiempo, algo empezó a cambiar. Orlon comenzó a sentir la magia en su interior.
El Conocimiento Detrás del Hechizo
“Pero la fe y las palabras no son suficientes”, le advirtió Zekor. “La magia también requiere entender las leyes del mundo. Debes estudiar los antiguos grimorios, aprender las propiedades de las plantas, las estrellas y las piedras. El conocimiento especializado es la base sobre la que se construye el poder.”
Orlon pasó meses en la biblioteca del castillo, leyendo cada texto mágico y aprendiendo cada detalle. Descubrió que, como cualquier otro arte, la magia tenía reglas y principios que debía seguir para que funcionara.
Visualizando lo Imposible
Sin embargo, Zekor le enseñó que incluso el conocimiento debía combinarse con algo más: la imaginación. “Es cierto que la magia tiene leyes, pero los magos más grandes son aquellos que imaginan lo que aún no ha sido creado“, dijo Zekor mientras agitaba su mano y hacía aparecer un pequeño jardín flotante en el aire. “Lo que estás viendo ahora, primero existió en mi mente. Imaginar lo imposible es lo que lo hace realidad.”
Orlon empezó a practicar cada noche antes de dormir, visualizando el tipo de magia que quería crear. Soñaba con transformar la realidad misma, y con el tiempo, las visiones en su mente se volvieron cada vez más claras y poderosas.
Acción que Transforma
Finalmente, Zekor lo miró con ojos llenos de sabiduría y le dijo: “Has aprendido mucho, Orlon. Pero la magia, como cualquier sueño, no sirve si no actúas sobre ella. No basta con saber, creer o imaginar. Debes dar el primer paso y persistir, incluso cuando parezca imposible.”
Orlon recordó entonces su primer intento de volar, y cómo había fracasado. Pero esta vez, estaba decidido. Se dirigió una vez más a la cima de la colina y cerró los ojos. Sintió la confianza corriendo por sus venas, las palabras que había repetido tantas veces, el conocimiento que había adquirido, y las visiones que había imaginado.
Saltó.
Y en lugar de caer, comenzó a elevarse. Orlon estaba volando.
Al regresar al castillo, Zekor lo felicitó. “Lo has logrado. Pero recuerda, este es solo el comienzo. La verdadera magia es un proceso continuo. Cada nuevo sueño que tengas requerirá la misma fórmula: confianza, palabras, conocimiento, imaginación y acción. No hay atajos. Pero, si sigues este camino, lograrás todo lo que te propongas.”
Esta metáfora refleja que la “magia” de la vida —ya sea en las finanzas, los sueños o cualquier objetivo— no ocurre por accidente ni por un truco aislado. La “magia” tiene una fórmula clara: creer, autosugestionarte con pensamientos poderosos, adquirir conocimiento especializado, dejar que la imaginación te guíe, y tomar acción persistente. No existen los atajos en este proceso.
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