Mira el siguiente video:
¿Qué harías si mañana recibieras $10,000, $20,000 o incluso $100,000 dólares en un crédito?
Piénsalo un momento. ¿Lo usarías para pagar una deuda? ¿Para comprar un televisor más grande, un carro nuevo o hasta una casa? ¿O tal vez buscarías cómo multiplicar ese dinero?
Sea cual sea tu respuesta, te tengo una mala noticia: todas son incorrectas.
El verdadero problema no es la cantidad de dinero que puedas recibir mañana; el problema es que no tienes un plan hoy para ese dinero. La mayoría vive al día, atrapada en su «realidad», sin un propósito claro para su dinero. Y cuando por fin llega una oportunidad, hacemos lo de siempre: malgastar.
¿Cuántas veces has visto a alguien recibir un bono, un préstamo o incluso ganarse la lotería y, al cabo de un año, están igual o peor que antes? Compran un carro, un celular de última generación o caen en inversiones que ni entienden, como Forex, criptomonedas o alguna pirámide de moda.
La verdad es que no necesitas esperar a que te caigan $10,000, $20,000 o $100,000. Lo que necesitas es un plan. Un plan real, estructurado, que te permita usar ese dinero —cuando llegue— para generar más. Tal vez en un negocio, bienes raíces, la bolsa de valores o algo que haga que ese dinero trabaje para ti.
Te invito a que hagas un ejercicio incómodo pero poderoso: cierra el año diseñando un plan para un dinero que aún no tienes. Piénsalo: si mañana te llegaran $100,000, ¿realmente sabrías qué hacer? O, siendo honestos, ¿los gastarías en zapatos, un celular o alguna otra cosa que se deprecia antes de que termines de usarla?
Este mensaje puede incomodar a algunos, y lo entiendo. Pero la incomodidad es la semilla del cambio.
Cuéntame: ¿ya tienes un plan, o qué opinas de lo que te acabo de decir?